sábado, 22 de diciembre de 2007

¿POR QUÉ NO ME RESPONDE DIOS?

En la Biblia está escrito: acerca de esto tenemos muchos que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

Diariamente nos encontramos con muchas personas, que tratan de vivir intensamente en sus trabajos, en sus tareas. Y a menudo las personas cuando se enteran que soy pastor, me piden: ¡Pastor ore por mí! Y otros muchos que envían mensajes pidiendo que se ore por ellos, y las causas son muy variadas.

Si bien existen incrédulos entre ellos, ciertamente existen creyentes en Jesucristo quienes hoy te están pidiendo que se les acompañe en la oración.

Es cierto que es una gran bendición poder compartir y seguir pidiendo constantemente a Dios para que sea el Señor quien abra las puertas.

Yo también estoy orando todos los días, pidiendo cosas al Señor Jesús para que me conceda.

Pero en la voz y en el pedido que hacen las personas sobre sus asuntos, existe algo más grave, algo más profundo. Y de esto hablaremos hoy.

Es sabido que todos queremos hacer lo menos posible las cosas de Dios, leer la Biblia, dedicarnos nuestro tiempo a orar, perseverar en la oración, apartar un horario para estudiar la Biblia, asistir a los cultos de la iglesia, participar en los distintos ministerios, las ofrendas.

Hoy, como es bien sabido, todos quieren hacer el mínimo esfuerzo pero desean cosechar la máxima cantidad de frutos posibles.

No estoy hablando con incrédulos, no estoy hablando con personas que desconocen el camino, sino ciertamente con creyentes, con personas quienes confiesan que Jesucristo es su Señor y Cristo. Pero están inmersos en tantos problemas, están tan cargados de tareas y de las cuestiones de la vida, que se ven saturados y no los puede resolver.

Es más, ellos están aplicando bien la fórmula, están orando al Señor Jesús, clamándole de día y de noche, como algunos me dicen: ¡Pero si yo oro todo el día!

Pero necesitamos hacer una pausa aquí.

Si estás haciendo según la fórmula que han dicho tus pastores, ¿por qué entonces no son respondidas tus oraciones? ¿por qué siguen tus problemas? ¿Por qué Dios no responde como lo venía haciendo en los primeros tiempos de creyente?

Y ciertamente esto notarán ustedes, que en los primeros tiempos, ni bien salía de sus bocas, Dios escuchaba; pero hoy están como huérfanos. Y por esta causa están en confusión.

De esto hablaremos hoy, ¿por qué siendo yo creyente, asisto a la iglesia y no falto, hago mis ofrendas, de tanto en tanto leo la Biblia, me gusta escuchar la radio cristiana, PERO LAS ORACIONES SON RESPONDIDAS MENOS QUE ANTES? Incluso por la falta de respuesta de Dios, pones en entredicho tu fe.
PRIMERO, LO PRIMERO

Tienes que recordar que si verdaderamente tienes la fe en Jesucristo como tu Cristo y Salvador de todos tus pecados, y que es el único camino que te lleva a Dios, dice la Palabra de Dios: mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (San Juan 1:12-13)

Siempre tenemos que partir de esta premisa, que eres hijo de Dios por medio de Jesucristo. Y que esta condición es inamovible, que nadie te puede sacar. Una vez que has creído en Jesús, esto es definitivo y nadie puede revocar esta tu condición de salvado, de ciudadano del cielo, de hijo de Dios. Porque dice la Biblia: ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió, más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Romanos 8:33-35)

Esta condición hay que mantenerlo firme, tu condición de hijo de Dios no ha sido cambiado, ni ha sido revocado, porque eres participante del pacto perpetuo de Dios, por medio de Jesucristo, Señor nuestro.

¿Pero por qué hoy él no me responde? ¿Por qué hoy siento que él está alejado de mí? ¿Por qué no es me está respondiendo tan prontamente como lo hacía antes? Incluso, vivo días y meses sin ver respuesta de Dios.

NO ES QUE TU CONDICIÓN DE HIJO HAYA CAMBIADO.

Mucha gente atribuye esto como un problema de fe. En parte tiene razón, porque es problema de fe. Mas existe otro problema más grave.

Imagínate:

Eres padre de un hermoso niño. Es natural que tu hijo recién nacido esté amamantando de la leche materna. Es natural que tu hijo de un año esté tomando la leche, pero también es natural que comience a comer alimentos más sólidos. NO ES NATURAL QUE TU HIJO DE 10 AÑOS QUIERA TOMAR SOLAMENTE LA LECHE COMO ALIMENTO TODOS LOS DÍAS Y EN TODAS LAS COMIDAS.

No es natural que tu hijo de 15 años siga queriendo la leche materna.

Ya es indecente que un hijo de 20 años quiera amamantarse de la leche materna. Ya es un perverso si a los 30 años busca la leche materna.
EL CREYENTE NO QUIERE SALIR DE LA NIÑEZ

Hoy me encuentro con cientos de personas quienes dicen ser creyentes en Jesucristo, pero no quieren leer la Biblia todos los días, me encuentro con personas que no desea orar todos los días, Y MENOS DESEA ESTUDIAR LA BIBLIA.

Y peor, desean que las cosas mejore, que Dios aumente las bendiciones, que Dios responda a su primera necesidad y en la primera oración. ¿No son niños?

Es por esto que Dios ya no responde tan rápidamente a tu pedido, incluso pasan días y meses, y te quedas vacío. Y tienes que recurrir a otras personas pidiendo oraciones. ¡Por si alguien acierta por ti!

Mas les puedo asegurar que ni esa persona, por más llena del Espíritu Santo que sea, cuando ore por ti, Dios no le escuchará. ¿Por qué? Porque tu sigues siendo niño.

Como estos días pasa con mis hijos, es tan difícil de hacerles sentar en una silla delante de la mesa, que se concentren por lo menos 5 minutos por vez para que estudien y hagan sus tareas. ¿Por qué? Porque no desean crecer, porque desean seguir en esa vida de niño, de jugar, de comer, de dormir, de hacer todo y ser tolerado por los padres. ¡Claro que esta transición y cambio es difícil!

Y el hombre, a cada etapa de su vida, tiene que seguir creciendo, tiene que seguir cambiando. Así su vida de estudiante de secundaria es diferente de la universitaria. Es diferente la vida de casado. Es diferente la responsabilidad de ser padre y madre.

Como consideramos normal que el hombre evolucione y progrese en los distintos medios y etapas, ESTO MISMO SUCEDE EN EL ESPÍRITU.

No puedes quedarse en la niñez espiritual, tienes que crecer espiritualmente, y una de las formas en que Dios tiene es justamente la oración.

Porque no existe hombre que no tenga necesidad, no existe hombre que no tenga problemas. Y si por acaso, no lo tienes, ¡Dios te creará uno!

Como dice en el texto bíblico de hoy, la palabra de Dios está velada para muchos y cuando ese velo se les quite, entonces podrá ver a Cristo. Pero si tú, ya eres creyente de Jesús pero no te adentras para aprender la Palabra de Dios, es como si tú mismo te pusieras un velo para no ver a Dios.

Dios te ha dado el Espíritu Santo, pues no te dio tablas, sino como dice la palabra hoy: siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón (v. 3). Entonces, ¿no crees que tienes que conocer qué dice la carta que está escrita en ti y para ti?

Y si por medio de Jesucristo el velo que había en ti para no darte entendimiento de las palabras del pacto, hoy fue quitado; fue quitado para que tú puedas adentrarte en toda la palabra de Dios.

Lo que desea Dios que es esto: por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Por tanto, si tú eres creyente, tienes que crecer espiritualmente, en el conocimiento de la palabra de Dios. Pues si no lo haces, Dios tampoco te responderá.
PARA QUE VEAS LA GLORIA DE DIOS

Así como esperamos que nuestros hijos a medida que crezca, responda a las nuevas exigencias y que se desenvuelva en un mundo cada día más complejo.

También es el deseo de Dios que cada día nosotros nos adentremos más en su conocimiento para que conozcamos la gloria de Dios, para que la deseemos, para que busquemos a Dios, porque todas nuestras riquezas se depositen en él.

Por eso, muchos creyentes están confundidos hoy, porque aplican la vieja fórmula, pues siguen actuando como niños, como cuando eran recién convertidos. Y como en el transcurso del tiempo no crecieron, hoy teniendo la edad espiritual para ser un jóven fuerte, vigoroso, valiente y perseverante, todavía aplicas la fórmula del niño recién nacido.

¿Ahora sabes por qué Dios no te responde a la manera que hacías antes?

Si antes, orando dos veces, Dios resolvía tus problemas; hoy, porque ya eres crecido: te exigirá que lo hagas 10 veces. Las respuestas también son diferentes, antes el Señor te lo servía en bandeja (es como el alimento que te daban en cucharas en tu boca, tú lo único que debías hacer era abrir, cerrar y masticar), mas hoy tú tienes que salir a buscar la palabra y su respuesta dentro de la Biblia, tienes que tener discernimiento espiritual para ver dónde está la respuesta.

Y lógicamente, si tu te mantienes quieto como antes y abres la boca, esperando tu alimento; mas Dios te comenzó a escuchar, pero ni siquiera terminó de escuchar. Pues él tiene un plan, desea ver que crezcas, en fe, en paciencia, en perseverancia, en conocimiento de la Palabra, que aprendas a buscar la respuesta en la Biblia, a encender tus sentidos espirituales para escuchar la voz del Espíritu Santo.

Vea cómo nos dice la Palabra hoy: porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Hoy tienes que aprender a conversar con el Señor Jesús en espíritu, hay que aprender a ver el mundo espiritual, y esto no se consigue si no estás orando mucho más profundamente, por más tiempo y si no te adentras en el mundo de Dios que es la Biblia.

Y te digo más: NO BASTA CON SABER ALGUNOS VERSÍCULOS DE MEMORIA. Es cierto que funciona, que sirve, pues es la Biblia. Pero Dios quiere que si has aprendido el ABC, también aprender el OPQ.
DIOS QUIERE QUE VIVAMOS EN SU GLORIA

Muchos creyentes están perdidos y desesperanzados porque miran la gloria del mundo, el dinero, el oro, la plata, los bienes suntuosos, suspiran y desean anhelosamente.

Mas Dios desea mostrarte su gloria, pues dice la Palabra: porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. (v.9-11)

Sí, tienes que adentrarte en toda Palabra, ser partícipe en todo en Jesucristo, para que podamos participar de su gloria. Pues si no vives como dice la Biblia y llevas el ministerio del evangelio, no podrás ver la gloria de Dios. No hay forma de adentrarte.

Porque si te has alegrado por la gloria de tu perdón de pecados, que es la gloria del ministerio de justificación, existe cosas mucho más grandes, una gloria más eminente que nos espera, cuando nos adentramos en el mundo de su gloria.

Y también nos dice que solamente esto, permanecerá.

Lo que desea Dios, como lo dice el versículo 18: por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. ¿Entiendes? El deseo de Jesucristo es que nosotros seamos transformados de gloria en gloria, en su misma imagen.

Y aquí está un secreto: si hoy recibes la respuesta de Dios, tienes que entender que la próxima vez, tardará más. Dios tendrá más exigencias para que cumplas y obedezcas en su palabra. Si la última vez fue necesario que crezcas 7, la próxima vez exigirá que crezcas 10.

En este proceso del crecimiento, de la paciencia, del dominio propio, verás la gloria de Dios y esa gloria que el Señor te quiere dar también. Y es tan gratificante, una vez que comienzas a gozarte en esta gloria, nada podrá suplir este gozo.

CONCLUSIÓN:

Luego entenderás que todos los días Dios desea que crezcas en la Palabra y en conocimiento, en el Espíritu Santo.

Te exigirá que guardes toda la Palabra, porque desea que seas crecido en santidad.

¿Deseas que Dios responda a tus oraciones? Ya no te responderá según tu esperas si no creces en la imagen de Dios. No es por gritar más fuerte, no es por la cantidad de ayunos, sino en obediencia, en crecimiento, en aprendizaje de la Palabra.

Y hasta que no te adentres, Dios esperará. Pues no puedes esperar que sólo él te conceda todo, si tú no creces y te haces maduro.

Si tienes la edad de la madurez en Dios te portas como niño, no esperes nada de Dios. ¿No haces tú lo mismo con tus hijos? Tienes que madurarte espiritualmente. Tienes que cambiar tu modo de vida, como un verdadero hijo de Dios, conocedor de toda palabra, guardando los mandamientos, siendo maestro y guía de ciegos.

Piensa en esto, si tienes una cierta edad en la iglesia, si no te pones a cumplir constantemente, ¿cuánto tiempo tardarás hasta que alcances el nivel que Dios espera de ti?

No cierres tú mismo las puertas de Dios por tu pereza. Tampoco digas que siempre eres niño en Cristo. ¡No funciona! ¡Olvídalo! Y cuídate al decir: ¡Amén! Si no estás seguro.

Que Dios te bendiga.

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